La legendaria tarea de recompensar a los niños vuelve a peligrar, esta vez, ante aliados más poderosos: el consumismo y la modernidad. Un codicioso empresario, Tim Market, imagina que al tradicional rito le ha llegado la hora de actualizarse y, por qué no, reemplazarse. Lanza una feroz campaña comercial instalando “dispensers” en estratégicos puntos de la ciudad donde los niños, en una simple y rápida operación, podrán canjear su diente por una moneda. La oferta lanzamiento es más que atractiva: “¡Por tiempo limitado!… ¡Diez monedas por un diente!” Avisos en diarios y revistas, sitios web y cadenas de e-mails difunden la nueva moda. Pseudos-Pérez con “delivery” inmediato a domicilio, programas de recompensa por suma de dientes y el otorgamiento de licencias de franchising completan una oferta que termina por seducir a muchos niños y, aún más grave, a innumerables padres contagiados por el virus de una modernidad carente de gracia y fantasía.