Para nadie es un secreto que las grandes compañías que manejan productos químicos atentan en la mayoría de las ocasiones contra la salud humana. Y si nos referimos a la multimillonaria industria del tabaquismo, el panorama se enrarece fuertemente. A mediados de la década de los 90 ocurrió un hecho real en Estados Unidos en donde Jeffrey Wigand, un ex ejecutivo de una poderosa compañía tabacalera como la Brown & Williamson, fue el blanco de la ira de ésta última debido a las acusaciones que realizó a través de uno de los más respetados programas noticiosos de aquella nación (60 Minutes), respecto de la manipulación que realizaban con la nicotina para fomentar la adicción. Ayudado por un grupo de abogados de Mississippi que anteriormente habían demandado a la industria del tabaco, Wigand arriesgó la mayor parte de lo que tenía y había ganado por motivos de conciencia personales. Lo mismo hizo 60 Minutos, ya que su prestigio también se vio en juego debido a las fuertes presiones e intereses que se manejaban.